La civilización que sentó las bases de la cultura occidental nació en este país a orillas de mar Egeo. La ruta que encadena la Acrópolis de Atenas, el santuario de Epidauro y la ciudadela de Micenas resume el esplendor artístico y mitológico de la Grecia clásica. Para saborear la esencia de la Grecia clásica, la ciudad de Atenas y, en el Peloponeso oriental, Epidauro y Micenas, constituyen una magnífica iniciación. Se trata de una ruta corta aunque fascinante por vestigios históricos y monumentales que han sido testimonio de la civilización y del universo mitológico de los griegos antiguos. Uno de los grandes atractivos de la Acrópolis es la vista que ofrece sobre Atenas, en especial sobre el antiguo estadio, el colosal templo de Zeus y los dos teatros construidos sobre la pendiente de su ladera meridional: el de Dioniso y el de Herodes Ático. Por otro lado, el teatro de Epidauro goza de una acústica tan perfecta que hasta el último de sus 14.000 espectadores podía escuchar el más leve sonido proveniente del escenario. Al final del trayecto espera Micenas. Traspasar la Puerta de los Leones, la entrada de la ciudadela de Micenas, implica adentrarse en las propiedades del rey Agamenón, promotor de la guerra de Troya.
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